Juegos Didácticos
Fomenta la creatividad y el lenguaje a través de nuestros juegos.
La Lengua Materna es una de las prioridades de la educación, asistir, facilitar e incentivar, en el proceso de enseñanza aprendizaje de la Lengua Materna, es elemental si se quiere lograr que los hablantes de una lengua posean herramientas comunicativas idóneas y sanas. Esta enseñanza no sólo debe afinarse en la lectura y escritura o en el proceso de alfabetización, sino también es esencial la actividad oral, el habla, el buen desempeño oral de la lengua y el enriquecimiento de la misma.
Sin embargo, la mayoría de los sistemas educativos se limitan al mero hecho de enseñar signos lingüísticos que le servirán medianamente al individuo para convivir, se puede tomar como ejemplo la manera en que se les enseña a leer a los niños de educación inicial, es totalmente fría y mecánica. Bien se sabe que “mi mamá me mima” es una de las primeras frases con las que se torturan a los niños cuando están aprendiendo a leer y como esta, muchas otras que a veces no tienen ningún contexto significativo, son sólo expresiones que se aprenden como números, son palabras frías, desgastadas de repetirlas miles de veces, vacías, carentes de la magia de la literatura y de esa fantasía que posee el ser humano en su infancia.
Se enseña la lectura en gran medida de una manera rígida donde se une letra con letra, silaba con silaba, sujeto, verbo y predicado. Al respecto expresa, Iraset Páez(1985) “la enseñanza idiomática tradicional promueve una visión estructuralmente incompleta, acomunicacional y artificial del lenguaje”(p.17)
Sólo se ha aprendido a pasar la vista por una serie de palabras que se unen en una estructura y que la mayoría de las veces sólo leemos porque estamos obligados a hacerlo, volviéndose como todas las cosas rigurosas una acción bastante tediosa de realizar.
En fin las letras parecen ser para muchos sólo un abecedario que se necesita aprender como requisito para desenvolverse en una sociedad, simple y llanamente porque es de esa manera como se enseña la lectura, como una tarea obligada que se debe realizar dejando a un lado lo que significa realmente el mundo de las letras.
Según la psicología del desarrollo, todas las experiencias de un individuo hasta los siete años de edad marcarán de manera negativa o positiva el resto de vida de esa persona. Es justo en este lapso de vida en la que una persona aprende a leer, por esa razón si se hace del aprendizaje de la lectura una vivencia tediosa, lo más probable es que así será para el resto de vida de ese ser humano. Por el contrario, si se hace de este proceso de aprendizaje de la lectura una experiencia mágica para que el individuo lo asimile como una vivencia maravillosa, sería absolutamente excelente.
Todos hemos pasado por la experiencia escolar en la que nos aburría tener que leer de forma obligada algún poeta o alguno de los grandes clásicos, bastaría con pequeños fragmentos donde el estudiante se mire como un espejo o al menos lo sientan cercano, a su entorno, a su contexto, a su interior, de lo contrario pudiese pasar que asuma una actitud de rechazo hacía la literatura, pues de esta manera es poco probable que se cultive un gusto significativo y agradable por la lectura. Borges decía, que uno debía leer lo que le a uno le apetezca leer, que si un libro no nos dice algo en un momento especifico, podemos dejarlo a un lado y encontrar otro. Porque la lectura debería ser un placer, un goce producido por los mundos de las palabras.
Quién se dedique a la enseñanza de la lengua materna o al aprendizaje de la lectura, tiene que hacerlo con sensibilidad, tiene que tener conciencia de su función en el proceso educativo, pues no es un simple instructor que dicta un taller o simplemente facilita un conocimiento, que cualquiera puede aprender leyendo un manual de gramática. Debe entender que su función es más humana, cercana a lo afectivo, a lo real y mágico de la existencia del individuo. Pues la palabra, el habla, la comprensión del lenguaje es lo que determina la existencia misma.
Tomando en cuenta que la enseñanza de la lectura se inicia en esa etapa del ser humano en la que lo más importante es lo lúdico, podría considerarse “el juego” como una de las vías pertinentes y especiales para hacer de este proceso de aprendizaje de la lectura una aventura extraordinaria y agradable. La aplicación de juegos pensados para el aprendizaje de la lectura puede ser parte del estudiante de manera habitual logrando sin forzar nada que de manera intrínseca se haga también habitual la lectura, pues el acercamiento a las letras y al proceso mismo de lectura ya no será un proceso aislado de sus prioridades de crecimiento como lo es el desarrollo afectivo y psicomotor.
Esta integración permite que las palabras en el proceso de lectura ya no sean simples palabras, serán las mismas pero en ocasiones estarán inyectadas con una gran dosis de belleza, serán untadas de exquisitez, perfumadas con sentimiento y se exiliarán del claroscuro del grafito para emigrar al multicolor del arcoiris, respirarán un soplo de vida y podrán sonreír, cantar, bailar, volar y construir un universo mágico, grandioso, sensible, fantasmagórico, infinito, finito, perfecto, imperfecto, de tiempos largos o instantáneos, un mundo magnífico que esperará siempre a ser descubierto y disfrutado con tan sólo abrir “la puerta” que no es más que la portada de cualquier libro; es decir, todo lo contrario de la ruptura que produce el método mecánico y tradicional o la huella fatídica que deja la utilización de cualquier libro de repetición de lecciones donde las palabras y las frases son tan distantes de todo calor humano. El trabajo de Frank Smith(citado en Rodari,1997) es muy relevante cuando expone que “ entre la información visual(del texto) y no visual(experiencia), que son los conocimientos del lector, se coloca al lector en un plano totalmente opuesto al asignado por la postura de la escuela tradicional”(p.1)
En edades cercanas a la adolescencia incluso en la adultez las estrategias lúdicas en la enseñanza de la Lengua Materna permiten enriquecer el vocabulario y el adecuado uso y escritura de las palabras, los diferentes tipos de palabras, o cualquier contenido gramatical, y ¿por qué no? podría utilizarlo también para la literatura para asimilar nombres de autores, diferentes movimientos literarios, entre otros aspectos generales que pueden ser un poco tediosos de la manera tradicional.
Por otra parte el desarrollo verbal o dicho de otra manera la aplicación oral de la lengua materna puede corregirse, comprenderse modificarse y mejorarse a través de técnicas como la Dramatización, o con géneros de la literatura como lo es el Teatro, pues en éste se pretende siempre la perfección de la dicción, la articulación, tono de voz, intensidad, coherencia lingüística, el lenguaje corporal y gestual, además de la apreciación literaria social y artística que posee en entresijo este tipo de actividades.
En esencia la enseñanza de la lengua materna y de la Literatura va ligada estrechamente al desarrollo integral del individuo y a su condición como humano, humano que piensa y que habla como consecuencia inmediata de esa comprensión de existencia. A medida que nutre su nivel de pensamiento con la lectura y sus vivencias, así nutrirá también su habla, aprovechando a la máxima expresión el recurso de la lengua para su propio crecimiento espiritual y goce estético.
LA ENSEÑANZA DE LA LENGUA MATERNA
La Lectura y La Escritura
a través de lo Lúdico

